Japón fue el primero en proponer el concepto "alimento funcional" para definir "aquellos alimentos procesados que contienen ingredientes que desempeñan una función específica en las funciones fisiológicas del organismo humano, más allá de su contenido nutriocinal". Actualmente no existe ni una legislación ni una definición oficial sobre estos alimentos.
El primer método de elaboración sería la eliminación de un componente que pueda causar un efecto negativo en el consumidor. En estas imágenes podemos observar dos de los ejemplos más claros de esta categoría: leche o chocolate sin lactosa y productos sin gluten, destinados a la población con celiaquía.
En esta primera imagen con productos sin lactosa, podemos observar que hasta las marcas "de toda la vida" se han adaptado a las corrientes actuales y han sacado su propia gama sin presencia de lactosa.
En esta segunda foto se puede ver que la parte donde se indica la carencia de gluten en estos productos es mayor a la parte donde se indica qué vamos a comprar. Destaca también la presencia de otras etiquetas (uso de aceite de girasol, producto vegetariano o sin azúcares añadidos)
El siguiente método de elaboración sería el incremento de la concentración de un componente. Destaco, por un lado, la cantidad de productos con extra de proteínas que encontré a primera vista en el súpermercado. Todos ellos enfocados hacia un público que practica deporte con asiduidad y que para ello consume determinadas cantidades de proteínas.
Por otro lado, el incremento de vítamina C en zumos o del calcio en leche es también algo habitual en los pasillos de este establecimiento.
En el ecuador de los métodos de elaboración de alimentos funcionales tenemos a la suplementación de un alimento con un ingrediente que no poseía originalmente. La archiconocida leche fermentada Actimel cuenta actualmente con una amplia gama de productos de toda índole: sabores variados, enriquecidos con vitamina C, especial "kids" e imitadores de marca blanca.
La etiqueta Omega-3 es otro de los protagonistas de los supermercados. Me llamó especialmente la atención su presencia en casi todos los productos de la marca Puleva, quienes en el cartón incluyen los beneficios nutricionales de este componente.
La sustitución de un componente con efectos perjudiciales o nocivos por otro que posea efectos neutros o positivos sería el cuarto método de elaboración. Mi primera sorpresa fue encontrarme con estos sacos de fructosa en la sección dietética del supermercado. No recuerdo haberlo visto hasta ahora. Su objetivo sería sustituir la sacarosa en nuestras elaboraciones.
En cambio, en este helado vegetal, el adverso nos indica que nos encontramos ante un producto con menos grasas saturadas que los otros helados del mercado. Para ello se han sustituido esas grasas saturadas por hidratos de carbono insolubles.
Por último, el quinto método es la alteración de la biodisponibilidad de alguno de los nutrientes de un alimento convencional para obtener un efecto positivo sobre la salud del consumidor. Danacol o Kaikucol son ejemplos de productos cuya fama deriva de su premisa de reducción del colesterol. Al igual que en el caso de Activel, estamos ante unas marcas que han ido ampliando su gama de productos desde su introducción al mercado.
A su vez podemos encontrar esa misma promesa en los envoltorios de esta conocida margarina. Aunque lleve unos años en el mercado, me atrevería a decir que esa pequeña etiqueta superior de "sin aceite de palma" es una adición relativamente reciente.
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