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Retrato de varias evoluciones

La evolución de nuestra especie desde sus ancestros hasta la actualidad es uno de los debates más longevos de la historia. Nuestro primer pensamiento puede viajar hasta la teoría de evolución por selección natural de Charles Darwin. Esta teoría cuenta con una premisa aparentemente sencilla: los ejemplares mejor adaptados al entorno de cada especie sobrevivirán y transmitirán sus características a las próximas generaciones. El estudio completo (y complejo) de la evolución humana requiere de un análisis de varias disciplinas, entre ellas, la cultural. 

La cultura se define como el progreso de los usos, costumbres, valores, religiones, organización social, leyes, tecnología, herramientas o lenguajes y es desarrollada por la acumulación y transmisión de conocimientos para la mejor adaptación al medio ambiente. De este modo, la cultura se encuentra en movimiento y los humanos también cambiamos debido a su evolución. En las siguientes líneas analizaremos el nacimiento y el desarrollo de este concepto desde un punto de vista histórico y su impacto en el transcurso de la evolución humana. 

El término cultura proviene del latín cultus que significa cuidado del campo o del ganado. Hacia el siglo XIII, el término se empleaba para designar una parcela cultivada y el propio Charles Darwin la utilizó en su obra On the origin of species o The descent of man and selection in relation to sex, destinada al estudio de la evolución humana.

En la época de la Ilustración surge una nueva definición para la cultura como sinónimo de la civilización. Este es un concepto fundamental en el estudio histórico aunque su definición ha sido y sigue siendo difícil de formular. A grandes rasgos, significaría la refinación de las costumbres que posteriormente dejarán huella en la progresión cultural. Por ejemplo, las civilizaciones mongoles y escitas dejaron un legado de organización política-económica y artística. 

Los Escitas, un pueblo sorprendente (I parte)
Los Escitas

"El principal medio del hombre para adaptarse al entorno físico es la cultura” dictó el antropólogo Ashley Montagu en 1962 en su libro Culture and Evolution of Man. Una afirmación que nos puede guiar en esta búsqueda de la relación entre la cultura y la evolución humana. Entre otros tópicos, la primera influye en la segunda en la sociabilidad, la personalidad, el desarrollo cognitivo y la inteligencia.

El científico Tim Waring señaló en una reciente investigación la infravaloración histórica habida en torno al efecto de la cultura en nuestra evolución. A su vez destacó junto a su compañero Zach Wood su fuerte carácter grupal ya que se trata de un fenómeno social transmitida de manera social de un individuo a otro. Y es que tal y como subrayó Aristóteles, el ser humano es un animal social que se agrupa en familias o comunidades.

Juan Ignacio Pérez en el #NaukasCoruña2017 expresó en su intervención algunos de los ejemplos más visibles del impacto que tantas que veces ha sido mencionado durante este texto. Por ejemplo, la tasa de descendientes por núcleo familiar ha caído en picado en las últimas décadas mientras que la capacidad adquísitiva y los ingresos monetarios de las mujeres han ido aumentado progresivamente. En una primera instancia podemos encontrar esta variación ilógica, ya que unos recursos económicos superiores supondrían mayores facilidades para dar el paso a tener una descendencia más numérica. No obstante, debemos recalcar la necesidad de una preparación académica extendida para llegar a esos salarios más elevados, posponiendo la maternidad y delegándola a un segundo plano. Aquí añadiría, como reflexión personal, la influencia actual del feminismo en la civilización occidental y el desarrollo de la emancipación de la mujer.

Del mismo modo, me ha resultado de interés centrarme en la búsqueda de una posible correlación del euskera y la supuesta genética vasca. En la imagen inferior se representa con colores la estructura genética en el territorio históricamente vascohablante. El verde simbolizaría la ancestralidad vasca y el azul y el rojo, la mezcla con las poblaciones circundantes. Para poder llegar a ver una relación entre ambos factores, debemos viajar hacia el siglo II a.C. donde se produce la llegada de los romanos. Con ella tienen lugar los primeros asentamientos urbanos en el País Vasco. Sin embargo, la romanización no se produjo del mismo modo en todos los lugares del territorio vasco. Las zonas más romanizadas fueron las del sur de Navarra y Álava (en rojo en la imagen), junto las zonas del norte de Aquitania (en azul en la imagen). Pero en el litoral de Bizkaia y Gipuzkoa la colonización fue muy escasa o casi nula. En los territorios con menor presencia romana la población sólo usaba el latín cuando le era imprescindible, manteniendo el euskera en el resto de las situaciones.

Representación con colores de la estructura genética en el territorio históricamente vascohablante, con el verde simbolizando la ancestralidad vasca y el azul y el rojo, la mezcla con las poblaciones circundantes.
Representación de la estructura genética vasca

¿Se perserva por lo tanto una estructura genética especial en las zonas vascoparlantes al no darse una mezcla intercultural? ¿El euskera ha impactado en la evolución genética de la zona? Me encuentro lejos de atreverme a afirmar estas suposiciones pero creo que podrían dar lugar a un debate extenso y sin duda, interesante.

Todas estas serían solo pequeñas pinceladas de una cuestión cuyo retrato general quizás nunca comprendamos en su totalidad. Lejos de una lectura biológica "simplista" de la evolución humana creo que nos encontramos ante un estudio mucho más amplio y complejo en el que el impacto cultural es tremendamente relevante.

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