El objetivo del periodismo es examinar la realidad, explicárselo a la opinión pública y ponerlo en contexto. Para poder concretar si la información de la prepublicación sería adecuada o no para escribir una pieza periodística para mi medio, he decidido analizar distintas características que alberga el periodismo científico.
Para empezar, cabe destacar un aspecto clave para saber si un trabajo periodístico está amparado por la libertad de información: el interés general y la relevancia pública. Debemos asegurar que la información que ofrezcamos resulte importante para la sociedad. Este requisito clave queda absolutamente cubierto al tratarse del tema más omnipresente de la actualidad: la COVID-19.
En segundo lugar llegaríamos al que sería el segundo aspecto clave para determinar si estamos ante una información de la que podríamos redactar un artículo para un medio especializado: la veracidad.
La veracidad per se es un concepto epistemológicamente complejo y el objetivo del profesional de la información en este área es acercarse lo mayor posible a la verdad (aunque quizás no consiga encontrarla). Para ello debe consultar y emplear fuentes de información fiables para la realización de un contraste adecuado de los datos. En este punto hace presencia mi primera indecisión sobre la publicación de la pieza informativa. Al tratarse de un preprint o prepublicación estamos ante un trabajo que no ha recibido una revisión por pares (peer review), y que por lo tanto el trabajo no ha obtenido una comprobación por parte de la comunidad científica.
Es totalmente cierto que el hecho de ser publicado no otorgaría un certificado de garantía completa que asegurase que estamos ante un trabajo que se ha hecho con rigurosidad o que sus resultados sean sólidos.
Debemos acudir también a la pirámide de evidencia científica ya que no es lo mismo evaluar una revisión sistemática que la opinión de un investigador. Este trabajo pertenece al conjunto de escalones de trabajos sin filtrado de información. Algo que nos llevaría a cuestionarnos seriamente si deberíamos cubrir periodísticamente dicha pre-publicación.
Ante tal dilema podríamos emprender la búsqueda de fuentes fidedignas e independientes para contrastar datos y poder confirmar que no estamos ante un trabajo afectado por un conflicto de intereses. En esa búsqueda se incluiría la consulta de otros artículos científicos de la misma materia y hablar con científicos de otros grupos. Para lo último será fundamental poseer una buena agenda de contactos y empeñar la labor de experto en expertos.
En este caso concreto, al analizar la materia ante la que nos encontramos, lo más indicado sería por un lado, centrar nuestra agenda de expertos en las unidades de inmunopatología, virus respiratorios y/o genómica de diversos institutos, hospitales o centros de investigación. Y por otro lado, nuestra segunda labor debería dirigirse a adentrarnos en varias plataformas donde podremos tener acceso a artículos científicos acerca de la temática que nos incumba.
Por último, sería también conveniente un contacto directo con aquellos quienes han realizado el estudio descrito en la pre-print e informarnos acerca de la actualidad inminente del trabajo y de su correspondiente, posible, publicación.
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